Numerosos son los casos donde las víctimas sufren de violencia en su trabajo en forma intencional y sistemática, y no solo hablamos del mobbing, sino de otros tipos de violencia ejercida en forma intencional y sistemática como lo es la violencia sexual, discriminación, explotación laboral, falta de seguridad contractual, etcétera.
Hay muchos posibles escenarios donde pueden ocurrir actos violentos, la víctima puede tomar diversas actitudes y en todos los casos sin excepción hay daño psicológico y emocional en las víctimas (el cual es distinto dependiendo del caso y la persona), sin embargo este daño se encuentra influenciado por el entorno de la víctima, de las personas quienes dan apoyo o no a la misma.
Esto lo podemos notar en el siguiente testimonio de una de las víctimas del mobbing a quien llamaremos “Ana Laura” a fin de proteger su identidad, y quien nos platica cómo vivió el proceso en cuanto al aspecto del apoyo recibido durante el periodo que sufrió de acoso:
“Cuando sufrí de acoso laboral o mobbing en un momento de mi vida en el periodo de mi último año de universidad y ya después egresada, ignoraba totalmente la forma de actuar de los acosadores, es mas, ni siquiera entendía cómo funcionaba este fenómeno ni que podía existir algo así, solo en mi caso observaba conductas y efectos de los cuales no comprendía su origen, malos tratos que iban en aumento, el rechazo de algunos compañeros de trabajo sin encontrar el motivo, cargas de trabajo excesivas y exclusivas hacia mi persona, y todo ello mezclado con el deseo de salir adelante como recién egresada, de aprender lo mas posible y con una situación económica difícil y para complicar aún más las cosas pocos o nulos contactos para conseguir un empleo mejor, por lo menos en el corto plazo.
En ese contexto personal estaba bastante triste y estresada, y al platicar de esa situación con familiares y amigos algunos pocos me entendieron y me dieron su apoyo, fueron un hombro para llorar y me aconsejaban, otros mas fueron indiferentes lo cual se puede comprender por la falta de empatía y o de información que hay del tema del mobbing, incluso como cuestión cultural de que “así es el trabajo”, o en la creencia falaz y machista de algunas personas de que las mujeres somos exageradas, lo anterior lo puedo entender por ser personas allegadas con un mayor o menor grado de empatía y cariño hacia mi persona, pero lo que si me dejó totalmente sorprendida fue que hubo personas que reaccionaron en forma negativa, ya fuera minimizando o negando el problema que sufría e incluso llegando al extremo algunas de concebirme como la culpable de lo que estaba viviendo, como si yo me lo mereciera, o como si hubiera justificación para el maltrato y la humillación.
El primer grupo de personas, quienes minimizaban lo que les contaba de mi problema con frases como “ay, pues ya supéralo, ¿no?”, como si fuera una cuestión de actitud propia las acciones negativas de otras personas, como si los ataques de los que era víctima fueran a desaparecer con solo desearlo, con “decretarlo” o con tomarme las cosas de una buena manera cuando no había el más mínimo modo de hacerlo ante ataques violentos que estaban afectándome cada día más y que evidentemente como toda persona normal ya había intentado hacerlo por algún tiempo.
Por si fuera poco, hubo personas que no solo me tacharon de dramática, sino de haberme buscado yo el haber estado en dicha situación una de estas personas tristemente resultó ser un familiar, estas personas me cargaron como la única culpable, y como quien no supo actuar, o como quien orilló o generó toda la ola de ataques.
Los efectos de todo esto, es que mucho tiempo me sentí culpable, hasta que comprendí que cada quien es dueño del mal que causa en forma consciente y que no existe justificación alguna de las acciones violentas, y hasta que entendí que el propósito de las conductas violentas eran destruirme, y que mucho tiempo después y analizando todo, yo no pude haber provocado tales acciones pues cumplía con el trabajo y me esforzaba y me atrevo a decir que más que mis compañeros.
Otro efecto que observé fue que algunas personas simplemente se alejaron de mí, y quienes no me conocían mucho ni les había platicado jamás de haber estado viviendo ese tipo de cosas dejaron de dirigirme la palabra repentinamente y sin saber por qué, hasta que posteriormente me enteraba de que mi acosador había tenido contacto (laboral o de negocios) con ellos, por lo que puedo imaginar que la causa de ello es que éste les comunicó alguna calumnia de mi persona.
Es triste esa situación porque el tiempo que me tomó recuperarme de tanto daño causado hubiera sido mucho menor si las personas a mi alrededor, quienes me conocían de años me hubieran apoyado o cuando menos si no lo iban a hacer, cuando menos hubieran ignorado; pero en cambio quienes me culparon, me tacharon de dramática, o incluso quienes me acusaron de cosas que no les constaban no lo hubieran hecho, me dañaron profundamente, me hicieron perder un poco de fe en la humanidad, es decir en la compasión que los seres humanos sentimos ante la injusticia.
Ahora es algo ya superado, pero si cambió un poco en mí. De ser sociable y abierta, me hice un poco más desconfiada, ya no hablo tan fácilmente y abiertamente de estar pasando por cualquier problema por miedo a que me culpen o me tachen de exagerar, por lo tanto creo que me sería difícil confiar en pedir ayuda o apoyo en caso de vivir en el futuro alguna circunstancia similar.
Por otro lado, hubo algunos cambios positivos en mí, esto es que no juzgo tan fácil a las personas, que es difícil que minimice los problemas de alguien, menos cuando me los confía o cuando me pide ayuda, también me molesta muchísimo cuando alguien habla mal a espaldas de alguien porque a mi manera de ver se está dañando la reputación de una persona que por no estar presente no tiene la posibilidad de defenderse, y más aún cuando las cosas que se cuentan pueden no ser verdad o estar distorsionadas.
Creo que para aconsejar a personas que puedan estar en algún momento cercanas a una persona víctima de mobbing, lo mejor es que si pueden ayudar a estas personas lo hagan. Pero si no puedes o no quieres ayudar, lo mejor que puedes hacer es no estorbarlo, lo que si espero que nadie haga es poner una zancadilla en su camino impidiendo que avance, esto es culpar a la persona de lo que está viviendo, o bien minimizar o negar lo que sufre y vive día a día, tú no estás en sus zapatos para saberlo”.
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