Mucho se habla en general de los derechos humanos, de la dignidad de las personas, de los sueños, y los deseos, tanto como de las ganancias económicas, las técnicas para lograr mayor productividad y mejores resultados y del éxito de las grandes empresas, sin embargo muchas veces se separa el hecho del éxito de las necesidades personales a costa de la deshumanización del trabador que contribuye a ello.
La productividad en el trabajo es sumamente necesaria, de hecho es exigible totalmente, pues el trabajo no es un privilegio sino un derecho y además es un deber social tal y como lo expresa el artículo 3° de la Ley Federal del Trabajo en Mexico, el artículo 35° de la Constitución española entre otras legislaciones más, por tal motivo el deber que representa su ejercicio implica un compromiso de parte del trabajador de cumplir con diligencia el trabajo.
Por otro lado no hay que dejar de lado que quien ejecuta, dirige, crea y desarrolla el trabajo son personas, los trabajadores, quienes cuentan con posibilidades y limitaciones, con sueños y necesidades, además de todo existen obligaciones que cumplir basadas en sus derechos, y uno que se deja un poco de lado es el de su derecho a la salud, y mas específicamente su salud psicológica.
En medio de la productividad y los derechos laborales de los trabajadores, hay una forma de pensamiento que va mas allá de lo anterior en un sentido negativo, cuando a un trabajador se le niega su carácter de persona en aras de la productividad, como si los derechos del trabajador no pudieran coexistir con el trabajo y la productividad, y en base a esa negación se le anulan su sentido de realización y sus límites y se le ve como mero objeto:
- En base a esa deshumanización se le despoja de los periodos necesarios y básicos de descanso, alegando la falsa teoría que quien se esfuerza gana por méritos un ascenso o una retribución mayor, cuando no debe pasarse sobre la salud de las personas.
- En la deshumanización del trabajador, se le forma una competencia insana entre iguales que afecta al sentido de pertenencia a la organización y de sus objetivos.
- En la deshumanización es donde surgen las traiciones del trabajador a la empresa, porque la empresa fue la primera en traicionar al trabajador al verlo como mera herramienta u objeto para cumplir sus propios intereses dejando del lado a los del trabajador.
- Es en la deshumanización donde surge la falta de compromiso y el cumplir por cumplir, donde la creatividad de la persona trabajadora se ve mermada.
- De la deshumanización sale la depredación entre los trabajadores por alcanzar una promesa vendida basada en la superación personal y el individualismo.
- De la deshumanización surgen los problemas legales de las empresas, por los abusos, malos manejos y violación de derechos de quienes manejan las empresas.
La deshumanización de los trabajadores responde a verles como una gran masa que es utilizada para cumplir con un objetivo que está encaminado al crecimiento y competitividad de la empresa, en general esa gran masa es solo una herramienta, un elemento dentro de la cadena de los componentes de una empresa, se ve al trabajador mas como una abstacción que como una persona.
No se le conoce al trabajador a nivel personal, entre menos sea el involucramiento emocional mejor, pues el conocerles y el reconocerles como personas implicaría verles como iguales, aún cuando ellos no son dueños del capital, ni de las ideas y estrategias, sino que solo son meros operarios para llevar a cabo la función que les fue asignada, y la necesidad económica y carencia de oportunidades de empleo facilita esta deshumanización.
Se sabe que tienen derechos, la ley los marca y hay que cumplir con ello así como con cualquier requisito legal; se busca que esa herramienta produzca mas y mejor, que no de problemas, y que simplemente cumplan con el propósito con el cual fueron contratados, lo demás no importa.
Pero al dejar de lado las cuestiones personales dejamos de contribuír con el desarrollo y mejoramiento de la sociedad en general, pues al estar deshumanizados para la empresa, los trabajadores están a merced de ser explotados por otros trabajadores, con consecuencias desastrosas a largo plazo, con riesgo a ser depredados o de depredarse los unos a los otros en aras de escalar laboralmente.
La deshumanización no acarrea beneficios, aunque puede pensarse que el no ocuparse de los trabajadores como personas con necesidades y deseos por que representaría un gran costo económico y por no verse en el papel ni con la obligación de ello.
Es probable que tanto trabajadores como empresarios ignoren en si esto y probablemente sea negado rotundamente por ambos, pero en la medida en la cual se humanice el trabajo, sin dejar de lado el compromiso laboral, la productividad no tiene por qué mermar, incluso se puede aumentar en base al sentido de pertenencia y el compromiso del trabajador con la empresa que le valora como persona.
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