Sin lugar a dudas la premisa de que «un empleado motivado trabaja mejor» es cierta y conlleva algunos beneficios como lo son el compromiso con la organización; cómo diríamos coloquialmente “crea empleados con la camiseta bien puesta”; por lo tanto esta fidelización del empleado dará una buena imagen a la organización ya que el mismo hablará bien de ella, también a la hora de realizar su trabajo mejorará su actitud así como productividad, cumplimiento de metas y objetivos planteados por la organización, entre otros; cayendo de esta manera en el «ciclo de la motivación» en el cual se pretende cumplir con las metas u objetivos empresariales, a través de considerar la personalidad del trabajador, así como sus deseos y necesidades para a través de ello inducir la motivación adecuada al mismo.
El problema con la motivación es que es un ciclo que deberá repetirse indefinidamente cada determinado tiempo para mantener este ánimo laboral, y al igual que como si fuera una curva o campana de Gauss, la motivación tiene un momento de clímax y después de esto tiende a ir decayendo hasta desaparecer por completo.
Las organizaciones invierten una gran cantidad de recursos humanos y materiales en mantener esta motivación en sus empleados, incluso llegando a los extremos más ridículos equiparando estas estrategias a fiestas infantiles, sin embargo como ya hemos mencionado con anterioridad la motivación tarde o temprano desaparece y ésta deberá ser cada vez mayor y espectacular para mantenerse en los empleados, sin embargo los recursos de la empresa son limitados, por lo que por más que se esfuerce la misma, éste entusiasmo tarde o temprano desaparecerá generando insatisfacción y en consecuencia rotación de personal, pues «solo se puede mantener la motivación por tiempo limitado» entrando a un proceso de contratación continuo en el que solo se logra la fidelización antes mencionada y todos sus beneficios durante un periodo determinado y limitado antes de que se rompa el ciclo y deba comenzar con un nuevo miembro.
Así que lo que proponemos es un total y absoluto cambio de estrategia, dejando las metodologías motivacionales en un segundo o tercer término, pues solo generan emociones transitorias y pasajeras para el personal, dando así prioridad a la generación de una empresa sana, un empleo estable y organizado, clima laboral libre de toxicidad, relaciones humanas cordiales y respetuosas, así como la capacitación de los empleados, en la cual se dejen esas tediosas sesiones enfocadas en tratar a los empleados como niños para motivarlos y convertir a éstas en unas verdaderas sesiones de enseñanza en las que no se pierda el objetivo que es dar herramientas para mejorar aquellos aspectos no tangibles como lo son la inteligencia emocional, ética y valores organizacionales, cultura de la legalidad, resolución de conflictos y sobre todo una adecuada información acerca de cómo prevenir, identificar y corregir riesgos psicosociales como lo son el estrés laboral, mobbing, violencia laboral, entre otros.
Este cambio de cultura ya no generará empleados emocionalmente motivados de forma transitoria y pasajera, sino que le dará un motivo de fidelidad y permanencia: una transformación organizacional seria que beneficie su entorno laboral.
Comentarios
Publicar un comentario