Hagamos un ejercicio mental. Imagine por un momento que en su empleo donde usted se ha esforzado y ha estado algún tiempo o tal vez algunos meses, hay una persona, imagine a alguien, puede ser uno de sus compañeros o incluso su jefe, con quien hasta ese momento se llevaba de maravilla, y creía su amigo, pero repentinamente comienza a tratarle en forma distinta a lo habitual, mas reseco, mas indiferente, tal vez haciéndole ver el más mínimo error.
Pasan algunas semanas más y comienza también a notar que las personas que trabajan con usted le evitan, son cortantes y le miran con recelo, pero entre ellos se llevan increíblemente cada día mejor, se entera que conviven juntos fuera de las horas de trabajo.
Pasan los días que se le hacen eternos y cada vez más experimenta una sensación de rechazo cada vez mayor por parte de sus compañeros, escucha comentarios, burlas, menosprecios, y algunos simplemente no dicen nada, pero comienza a comprender que la fuente de estas actitudes se originó en una persona (de quien hablamos al inicio), esa persona con quien se llevaba de maravilla y que repentinamente cambió su actitud con usted.
Usted a pesar de todo el rechazo y actitud de sus compañeros y muy en especial el cambio de actitud de esa persona (jefe o compañero cercano) sigue trabajando y haciendo su mejor esfuerzo, pero las cosas parecen empeorar cada día más. A cada momento usted lamenta haberle dado su confianza a “esa persona” como cuando le platicó la mala racha económica que tiene en su familia y por consiguiente su necesidad de conservar su empleo.
Al buscar consejos en familiares y amigos al respecto, escucha cosas como:
-“Tu síguele echando ganas” (y piensa usted “como si no me esforzara”)
-“Tal vez esta persona tuvo un mal día y por eso reaccionó así contigo” (pero reflexiona y piensa que según ese razonamiento, para esta persona todos los días serían un mal día),
-“Es que tal vez tu das pie a que el te conteste de esa manera” o “tienes que aprender a darte a respetar” (como si el respeto fuera una opción que damos a los demás para tratarnos de cierta manera, y más cuando usted ha sido amable y respetuoso)
O incluso los consejos que le dan pueden ser absurdos o contradictorios como:
-“Es que eres una persona demasiado seria” o
-“Eres alguien que da demasiada confianza”
-“No te expresas bien”
-“Es que tu eres “… “es que eres de tal forma...”
-y peor aún, “es que así es el trabajo y en todos los trabajos”.
Sentirá que sus amigos y familia atribuyen a usted mismo lo que ahora sufre casi a diario, que la actitud irrespetuosa y agresiva de quien cambió repentinamente con usted (“esa persona”) fue causado en un error en su comportamiento, en su forma de trabajar o de expresarse, cuando contrario a eso es que usted en todo momento siempre ha puesto todo su empeño en su trabajo, y siempre lo ha hecho bien, y con la mejor actitud posible; pero a raíz de todo esto siente que no duerme igual, que no se concentra, se siente débil y enfermizo, se siente triste, y en ocasiones físicamente su cuerpo comienza a enfermar de una cosa o de otra, a veces ese dolor de cabeza no le deja pensar, y empieza a creer que todo es su culpa, y no la culpa de “esa persona” que cambió con usted y de los demás que lo rodean por dejarse influenciar, pues descubre que no tiene escrúpulos, y comienza a sospechar que manipula al resto de sus compañeros; y tarde, muy muy tarde, entiende que la finalidad de esta persona solo es causarle daño por alguna extraña razón que solo se encuentra dentro de su mente manipuladora.
Cada día le agregan cargas de trabajo brutales o bien le asignan tareas nulas o inútiles o incluso lo dejan sin hacer nada, cualquier extremo aplica para desmotivarlo y agotarlo.
La gente ignora que existen personas así, e ignoran que el conjunto de conductas con tendencia a destruir y expulsar social y laboralmente a la persona dentro de su trabajo tiene nombre: MOBBING.
Las personas siguen ignorando que quienes orquestan estas agresiones pasivas, sordas, lentas, son malas personas, y éstas nunca pueden ser buenos trabajadores, ni buenos jefes, ni buenos compañeros. Tampoco lo serán en su vida privada, pero esa es otra historia.
A pesar de innumerables artículos, noticias, datos, estadísticas, entrevistas y opiniones diversas, se ha hablado sobre el fenómeno del mobbing y su impacto emocional en las personas, así como el impacto económico y productivo en las organizaciones. Sin embargo, pese a esto, habiendo tanta información en libros, revistas especializadas, artículos académicos, así como en redes sociales, y blogs de todo tipo, las personas siguen confundiendo el mobbing con otros fenómenos, siguen pensando en el mobbing como un acontecimiento extraño y ajeno a su realidad y lo peor de todo también hay quienes piensan que a quienes les sucede son unos exagerados hipersensibles o se “atrajeron” la desgracia de que alguien los trate mal.
La información que existe disponible es mal utilizada por las personas que no son víctimas, desinformando, incluso bromeando para tener un “pretexto para no trabajar”, para lograr “descansos por incapacidad” que en México pronto estarán vigentes aquellas ocasionadas por acoso y estrés laboral.
Es importante que después de ese ejercicio mental, si causó algo de empatía en usted hacia estas personas al ponerse en sus zapatos, pueda comprender mas la magnitud de lo que día a día miles de personas sufren, y lo que es peor, la contribución negativa que conlleva a las empresas y a la sociedad. Es una negativa reacción en cadena tanto económica, como productiva, para las personas, empresas y sociedades.
Si usted fue capaz de ponerse en los zapatos de una víctima del mobbing, y de comprender los estragos en una escala individual y en una escala corporativa, podrá hacer el cambio fomentando buenas prácticas dentro de su empresa, hablando del tema del mobbing, informándose, ayudando a alguien que sufre de esto y no revictimizándolo, dejar de trivializar el tema con bromas o con subestimaciones; y mejor aún, tendrá el valor de denunciar y levantar la voz cuando alguien esté siendo ultrajado por la masa irracional que maltrata y es manejada por el acosador organizacional. Confiamos en que aún existen las personas valientes.
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