La pobreza, desempleo y crisis económicas como factores claves para el aumento de los índices del mobbing.
Es sabida ampliamente la teoría de las reglas de la oferta y la demanda en los productos acuñada por James Denham-Steuart en su obra “Estudio de los principios de la economía política”, que, a mayor saturación de productos en el mercado, el precio de éstos baja; y generalmente también la calidad y la competencia que existe en quienes los fabrican es mucho mayor.
En el mercado laboral ocurre algo parecido, existen para las personas pocas oportunidades de conseguir un empleo estable que cumpla con sus expectativas profesionales, que sea bien remunerado y que tenga prestaciones y posibilidades de crecimiento, por ese motivo al haber muchísima demanda los salarios tienden a ser menos remunerados, en comparación a otros países.
Esto genera en las personas que si cuentan con empleo, el temor a perderlo y por otra parte un mayor nivel de exigencias extra por parte del empleador o de algunos superiores jerárquicos que conocen de esta situación de necesidad laboral y económica; en lo que respecta a las personas que se encuentran en un nivel jerárquico igual o equiparable, se genera un mayor nivel de competencia, no en el sentido de capacitarse cada vez más y adquirir nuevas y mejores habilidades o para ser más cotizado, sino buscando estancar al de al lado, sesgando información, haciendo manifiestos los errores del otro o incluso realizando señalizaciones que resultan muchas veces en ser falsas o exageradas, con el propósito de subir o mantenerse en el mercado laboral a costa de la afectación del compañero. Este tipo de conductas y ataques al reiterarse y al ser premeditadas por parte de un individuo o un grupo de ellos en contra de un trabajador, con el propósito de humillar y minimizar para lograr la salida de la organización de éste conforman la conducta mejor conocida como mobbing o acoso u hostigamiento laboral.
En el caso de la víctima, suele ser una persona sobresaliente, trabajadora, constante, honesta y que en algunas ocasiones busca innovar, entre otras, lo cual puede ocasionar que a las personas con perfiles hostigadores les cause molestia e incomodidad, a lo cual el hostigador o agresor buscará alguna debilidad en la víctima, y esta es valerse del temor que ocasionaría en la víctima el verse desempleada, y la dificultad que tendría al encontrar un nuevo empleo por las circunstancias económicas y de desempleo que existen en lo general.
Las víctimas entonces ven afectado su desempeño y productividad, así como su estado psicoemocional y físico, por lo tanto, las empresas buscan una solución superficial en la simple motivación de sus empleados, y en buscar estrategias que optimicen y fomenten la productividad en el trabajo, lo cual es importante y positivo, sin embargo, esto no cambia el problema del mobbing, tampoco elimina la desventaja económica de las víctimas, ni la premeditación malintencionada del acosador.
Las empresas que no sean conscientes de la problemática que el mobbing representa, pronto se verán también afectadas en una mayor rotación de personal ocasionada por la salida de las víctimas de la organización, ocasionando gastos de liquidación, nuevas contrataciones, capacitación de los nuevos elementos que sustituyeron a las víctimas, así como pérdida de tiempo y eficiencia, y lamentablemente con alto potencial de repetir el ciclo por razón de haber salido de la empresa la víctima y no el acosador o acosadores que tarde o temprano repetirán la conducta ya descrita.
Por lo anterior es necesario implantar una cultura de prevención del mobbing (a pesar de que en el mercado laboral no sea posible muchas veces otorgar mejores prestaciones y salarios a los empleados), así como una mejor elaboración de contratos y reglamentos de trabajo, adecuada delimitación de funciones, entre otros, lo cual facilitará la motivación de los empleados de una mejor manera, a diferencia de simples pláticas motivacionales, que si bien es cierto ayudan a las personas a enfrentar el día a día con una mejor perspectiva de la vida y de las obligaciones, no solucionan los problemas de acoso laboral, lo que es equiparable a combatir el cáncer con aspirinas.
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